A veces nos preguntamos cómo no pudimos ver algo que teníamos enfrente, tan cerca, tan claro, tan obvio... nos empeñamos en crear una barrera de protección que nos impida ver las cosas malas y los defectos de una persona; preferimos vivir engañados antes que aceptar la realidad; le restamos importancia para intentar convencernos y vamos desechando aquello que no queremos que sea cierto... pero las cosas no funcionan así para siempre, tiene fecha de caducidad, y un buen día despertamos, abrimos los ojos y empezamos a ver la realidad, y ello conlleva asimilar todo lo que se ha ido acumulando poco a poco con el paso del tiempo. Una vez aceptamos la verdad, cambiamos dando un rotundo giro a nuestra forma de percibir; ahora vemos todos los defectos, y en muchas ocasiones ganan a las virtudes, y nos cansamos de algunas personas, hasta simplemente dejarlas de lado, olvidarlas, seguir adelante.
Cómo, cómo pude estar tan ciega.
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