lunes, 16 de abril de 2012

Recreo de un dios griego

Los rayos del sol asomaron por su ventana. Abrió los ojos lentamente tras perderse entre las sábanas. Parpadeó varias veces y giró su cara hacia el otro lado. Allí estaba él, ahí seguía, y como el astro rey, se iluminó su cara. Le rodeó con sus brazos. Un "Buenos días, amor" lleno de vitalidad y entusiasmo. Sus labios se encontraron. El día se fue desarrollando y como el tiempo meteorológico, fue cambiando. Llegaron las nubes tras el despertar, pero el sol seguía luchando. Cronos hizo de las suyas y siguió jugando. Aparecieron las dudas como grandes truenos que rumian a lo lejos. "¿Y por qué?" como cartel luminoso en su cabeza. Rayos en sus ojos al conocer la verdad, al sentir el engaño. Un portazo, una despedida. Terminó la calma y llegó la tormenta. Las nubes rompieron descargándose con furia. Estaba lloviendo sobre mojado en las grises calles de la esperanza. Larga fue la noche y aún más la madrugada. Por un momento cerró los ojos y paró de caer agua. ¿Una pesadilla? Abrió sus ojos y encontró su almohada sola, su cama vacía. La persiana estaba bajada, y la lluvia volvió a recorrer su rostro. "Lluvias toda la semana" dijo el telediario.

¿Cuándo volverán los buenos días para ella?

1 comentario:

Sarah. dijo...

¿Sabes que amo como escribes, verdad?
Todo lo que sale de esa maravillosa mente es terriblemente genial. Como tú. Te adoro preciosa.
-S.